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Café Literario

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Tema: La juventud

 ¡Un tema preocupante!.Con los movimientos socio-políticos y las

tendencias que se experimentan en el mundo, parece que sólo se

lograra confundir y desalentar a la juventud. Sin prestarle ayuda,

sin alcanzarle los medios para adquirir valores, que permitan a los

jóvenes  convertirse en hombres y mujeres provechosos para si y para

la humanidad toda.

 Ante este dilema, me pregunto qué habrán opinado los maestros de

todos los tiempos al respecto.. Llamo a algunos desde mi biblioteca,

los siento alrededor de mí y los escucho. He aquí algunas de sus

opiniones.

 Ernesto Sábato, aunque casi ciego, de manera lúcida expresa:

“Vengo acumulando muchas dudas, tristes dudas sobre el contenido de

esta especie de testamento que tantas veces me han inducido a

publicar. Me dicen –Tiene el deber de terminarlo, la gente joven está

desesperanzada, ansiosa y cree en Ud.; no puede defraudarlos-- .

Me pregunto si merezco esa confianza, tengo grandes defectos que

ellos no conocen, trato de expresarlo de la manera más delicada, para

no herirlos a ellos, que necesitan tener fe en algunas personas, en

medio de este caos, no sólo en este país sino en el mundo entero.”

Por su parte,  llegan los ecos de Aristóteles cuando en medio de sus

meditaciones me dice:

“La juventud es fácil de decepcionar porque es pronta para esperar.”

Mientras busca la luz que se filtra por las ventanas, Sábato

continúa::

“Sí, escribo esto sobre todo para los adolescentes y jóvenes, pero

también para los que, como yo, se acercan a la muerte y se preguntan

para qué y por qué hemos vivido y aguantado, soñado, escrito,

pintado, o, simplemente esterillado sillas.”

A lo cual George Herbart, en su entonación de profesor, acota:

“La juventud vive de la esperanza, la vejez del recuerdo.”

Sin embargo, Jean Jacques Rousseau con  tono jovial,  aclara:

“La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de

practicarla.”

A lo cual Gabriel García Márquez replica, con la seriedad que la

ocasión amerita,

“Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo

humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que

todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es

demasiado tarde para emprender la creación de la utopía de la vida,

donde nadie pueda decidir por otros.”

A eso me refiero, dice Sábato:

“Modestísimos mensajes que la Divinidad nos da de su existencia. Y

no sólo a través de las inocentes criaturas de la naturaleza sino,

también encarnada en esos héroes anónimos. Mostrándonos que no

todo es miserable, sórdido y sucio en esta vida.”

A mí, ¿Qué me dicen?, replicaría Maria de Ventadorn, con tono

ensoñador y entornando sus ojos:  Pues

“Quisiera haceros volver a la poesía.”

Aunque Nicolás Boileau, con acento relativista agrega que

“Cada edad tiene sus placeres, su razón  y sus costumbres.”

Pero para  José Marti

“Quién se alimenta de ideas jóvenes vive siempre joven.”

A esta opinión, José Ingenieros replica:

“No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin ideal, no se

adquiere.”

Pero – dice Charles Agustín Saint Beuve agitando su delgada

figura--,  tengamos en cuenta que

“ Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón, y demasiado

continencia atasca el espíritu.”

Con  voz lejana pero actual, Sócrates nos  recuerda que

“Lo que mejor asienta a la juventud es la modestia, el pudor, el

amor a la templanza y la justicia. Tales son las virtudes que deben

formar su carácter.”

Como regresando de sus meditaciones, Sábato advierte

“Muchos cuestionan mi fe en los jóvenes, porque los consideran

destructivos o apáticos. Es natural que en medio de la catástrofe

haya quienes intenten evadirse entregándose vertiginosamente al

consumo de drogas.”

Ojalá les pasara como a mí, dice Gabriel García Márquez con rostro

sonriente:

“La lectura se convirtió en mi droga feliz.”

Volviendo al tema, arremete Sábato:  Éste es

“Un problema que los imbéciles pretenden que sea una cuestión

policial, cuando es el resultado de la profunda crisis espiritual de

nuestro tiempo.”

Sí, dice León Tolstoi mientras reposa sus manos en su bastón de

empuñadura de plata:

“Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal.

El buen juicio no necesita de la violencia.”

De nuevo Sábato, que parece morigerar la improvisada reunión,

advierte:

“Miles de personas, a pesar de las derrotas y los fracasos,

continúan manifestándose. En todas partes hay señales de que la

gente empieza a gritar: ¡Basta!”

Proverbialmente, Julio Cortázar aclara: Es que

“ Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está

perdido y hay que empezar de nuevo”.

Por tal razón,  Carlomagno con tono imperial pregunta:

“¿Cuál es el sueño de los que están despiertos? : La Esperanza.”

Que les podría decir a los jóvenes, medita Sábato…

“Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de

la vida, que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los

espacios abiertos, arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien

extiende sus brazos que una nueva ola de la historia nos levante. Algo

por lo que todavía vale la pena sufrir y morir; una comunión entre

hombres, aquel pacto entre derrotados. Una sola torre, sí, pero

refulgente e indestructible.”

En magistral y optimista complemento, Miguel Hernández agrega::

“Volveremos a brindar por todo lo que se pierde y se encuentra: la

libertad, las cadenas, la alegría y ese cariño oculto que nos arrastra

a buscarnos a través de toda la tierra.”

Con voz severa y rostro de mármol, continúa diciendo

“Piensen siempre en la nobleza de estos hombres que redimen a la

humanidad. A través de su muerte nos entregan el valor supremo de

la vida, mostrándonos que el obstáculo no impide la historia, nos

recuerdan que el hombre sólo cabe en la utopía.

Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el

combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hallamos

perdido”.

Para concluir, yo sólo les puedo dejar una moraleja hecha poesía,

dice  gravemente Concepción Arenal:

Iba un día con su abuelo

Paseando un colegial

Y debajo de un peral

Hallo una pera en el suelo

Mírala, cógela, muerde

Mas presto arroja el bocado,

Que muy podrido de un lado

Estaba y del otro verde.

Abuelo ¿Cómo será?

Decía el chico escupiendo,

Que esta pera que estoy viendo

Podrida, aunque verde, está?

El anciano con dulzura

Díjole: vínole ese mal

Por caerse del peral

Sin que estuviera madura

Lo propio sucede al necio

Que, estando en la adolescencia,

Desatiende la prudencia

De sus padres con desprecio

Al que en sí propio confía

Como en recurso fecundo

E ignorando lo que es mundo

Engólfase en él sin guía.

Quién así intenta negar

La veneración debida

En el campo de la vida

Se pudre sin madurar.


Debemos pensar, entonces, que la juventud no está sola y que hombres

y mujeres de todos los tiempos han tratado, con sus opiniones y

consejos de tenderles un puente hacia la esperanza y el sano y sabio

disfrute de la vida. 
 

1 comentario

Carlos Villa -

Buen dia. Vaya articulo donde se refleja la verdadera cara en la que muchos jovenes se esconden me incluyo mas fue en un pasado tal agravio y a Dios doy gracias por ello. jUVENTUD QUE NADA PASE EN VANO Y MUCHO MENOS VUESTROS ACTOS...