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Carta de Stefan Zweig

Carta de Stefan Zweig
 

 

 

La Biblioteca Nacional de Israel publicó una serie de textos del escritor austriaco Stefan Zweig, incluyendo su carta de suicidio, en el 70 aniversario de su muerte.

Los documentos que se pueden encontrar en la página web de la biblioteca incluyen la correspondencia mantenida por Zweig con importantes personalidades como Albert Einstein y Sigmund Freud.

Zweig, uno de los escritores más importantes del siglo XX, se suicidó en Brasil el 22 de febrero de 1942. Brasil fue la última parada en su camino de exilio de su país natal, Austria, que cayó bajo el control nazi en 1938.

"El trasfondo de su suicidio no era su situación económica, sino más bien la pérdida de la cultura europea," dijo Stefen Litt, director del archivo de la Biblioteca Nacional de Israel. "Él se quebró finalmente por la pérdida de la esperanza y la decadencia del espíritu de la paz, la cultura y el humanismo, antes de la guerra", agregó.

La carta de suicidio de Zweig, escrita en alemán, fue donada a la biblioteca en los años ‘90, por un médico judío de Brasil. La policía brasileña encontró la carta de suicidio y se la tomó como evidencia en el caso.

Un médico judío fue convocado a la escena y la policía le pidió que hiciera una traducción del mensaje.

De acuerdo a lo consignado por el diario Haaretz, el médico pidió que le permitieran mantener el original, debido a su importancia histórica, pero fue rechazado.

Veinte años más tarde, el médico logró comprar a un oficial de policía retirado el importante documento, que en los años ‘90 lo donó a la Biblioteca Nacional de Israel.

Zweig huyó a Brasil en 1936, tres años después de que los nazis hubiesen subido al poder en Alemania y dos antes de que invadiesen su país natal.

El escritor ingirió un veneno letal con su mujer, Lotte, en la ciudad de Petrópolis, a 66 kilómetros de Río de Janeiro.

En la nota, encabezada con el portugués "declaraçao" (declaración) y luego desarrollada en alemán, Zweig explica que dice adiós a este mundo "de propia voluntad y con la mente clara" y agradece a Brasil su hospitalidad.

"Cada día he aprendido a amar más este país, y no habría reconstruido mi vida en ningún otro lugar después de que el mundo de mi propio lenguaje se hundiese y se perdiese para mí, y mi patria espiritual, Europa, se destruyese a si misma", escribió.

Pero, continua, rehacer una vida pasados los sesenta años de edad requiere "poderes especiales", cuando "su propio poder se ha gastado tras años de errar sin hogar".

"Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad más pura y su libertad personal. Su más preciada posesión en esta tierra", argumenta antes de desear a todos sus amigos que "vivan para ver el amanecer tras esta larga noche".

 

Stefan Zweig escribió múltiples cartas a sus seres más queridos antes de suicidarse: las más conocidas son las dedicadas al país que le vió morir Brasil, y la otra la dirigida a su primera esposa Friderike.

ultima_carta_stefan_zweigQuerida Friderike,

cuando recibas esta carta estaré mucho mejor. En Ossining me viste mejor y más calmado, pero mi depresión ha empeorado, me siento tan mal que ya no puedo concentrarme en mi trabajo.

A ello se suma la triste certeza – la única que tenemos – de que esta guerra ha de durar todavía años y de que pasará mucho tiempo antes de poder regresar a nuestra casa. Ciertamente me ha gustado estar en Petrópolis pero echo de menos los libros, que me son indispensables para mi trabajo. En cuanto a la soledad, que inicialmente aportaba un notable apaciguamiento, se ha transformado en un pesar… También la idea que mi obra mayor, el Balzac, no podrá terminarse nunca puesto que no tengo la perspectiva de dos años de trabajo sin interrupciones, y los libros necesarios para la documentación serían difíciles de conseguir. Y finalmente está la guerra, esta guerra que nunca termina, que todavía no ha alcanzado su peor momento. Soy demasiado débil para aguantar todo esto, y la pobre Lotte no lo ha tenido fácil conmigo, sobre todo porque su salud ha empeorado también.

Tú tienes a tus hijos y con ello una tarea en la vida; tú tienes intereses varios, una inquebrantable energía. Estoy seguro de que alguna vez vivirás mejores tiempos y comprenderás por qué mi pesimismo me ha impedido aguantar más. Te escribo estás líneas en mis últimas horas. No te puedes imaginar cuán aliviado me siento desde que tomé esta decisión. Dales recuerdos cariñosos a tus hijos de mi parte y no sufras, recuerda siempre cómo he admirado a Joseph Roth o a Rieger que supieron evitar el sufrimiento.

Ten coraje, ahora sabes que estoy tranquilo y feliz.

Con mi amor y amistad,

Stefan

 

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