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GUILLAUME APOLLINAIRE, EL “CALIGRAMÁTICO”

GUILLAUME APOLLINAIRE, EL “CALIGRAMÁTICO”

Con la velocidad y el afán con los que corren nuestros tiempos, quizás hemos olvidado quiénes fueron los que, al menos en el arte y la literatura, iniciaron toda la renovación de la poesía y la cultura y a quienes, sin duda, podríamos llamar los maestros de la postmodernidad. Entre ellos están aquellos que cerraron ciclos vitales en el quehacer poético como Charles Baudelaire, o aquellos que anunciaron los nuevos tiempos, el futuro, la surrelidad, como Guillaume Apollinaire.

“La corta e intensa existencia de Apollinaire no es precisamente más que una lucha por la vida, nunca desesperada, y constante siempre, una lucha por la calidad de la vida, de su vida y la de todos.” La anterior afirmación de Rodolfo Alonso es paradójica precisamente porque la existencia de Apollinaire no fue fácil y por la oscuridad de su origen. Su vida fue una vida trashumante, de empleos ocasionales y amores contrariados. Sin embargo, fue fundador de revistas como Le festín d’Esope y Les lettres modernes. En ellas y en distintos prólogos de catálogos, Apollinaire exalta lúcida y apasionadamente a los nuevos pintores, esos nombres que nadie conocía por entonces y que luego se convertirían en los auténti­cos clásicos de nuestra época.

Por tal razón, el nombre de Apollinaire está ligado al de aquellos que iniciaron toda la revolución pictórica del arte y cuyos ecos aún resuenan en nuestros días: Picaso, Matisse, el “Aduanero” Rousseau, Braque, Max Jacob, Francis Picabia.

De estas relaciones surgen quizás sus Meditaciones estéticas, texto publicado en la primavera de 1913 y primera obra consagrada a los pintores cubistas. Ese mismo año se plasma la aparición, editada por Mercure de France, de uno de los dos principales libros de poemas que había de legarnos Apollinaire: Alcoholes. El poeta supo reunir allí sus mejores textos escritos desde 1898, y la posteridad supo también reconocér­selo. En esas páginas, con un encanto turbador e irre­sistible, se despliega en todo su esplendor el singular lirismo de Apollinaire. Las novedades de composición (que luego iban a ser letra común para todos los poetas del mundo: ausencia de puntuación, ausencia de rima, intercalación del lenguaje cotidiano, visión fotográfica o mejor cinematográfica) se mantienen extrañamente soldadas con un lirismo de alto vuelo que, al mismo tiempo, no desdice en su esencia la más cara tradición de la poesía francesa. Con Alcoholes, Apollinaire pasa a ser a la vez (¡asombroso destino!) uno de los más queridos poetas de Francia y el auténtico profeta universal del espíritu moderno.

El otro texto que contribuye a la gloria de Apollinaire es Caligramas, publicado en 1918.

Apollinaire vino al mundo en Roma el 26 de agosto de 1880. Al final de sus días. además de las heridas sufridas durante su participación en la Primera Guerra Mundial, es atacado por la epidemia de "gripe española" que asola a París. Y el 9 de noviembre de 1918, pese a los cuidados constan­tes que le son otorgados, Apollinaire muere a las 17 horas.

Otras de sus obras destacadas son El heresiarca y Cía (relatos). La canción del mal amado (poema)

Fuentes:

ALONSO, Rodolfo. El mundo de Guillaume Apollinaire Introducción, notas, selección y traducción de textos. La Nueva Biblioteca 11. Centro Editor de América Latina S. A. 1980

Imagen:Henri Rousseau. La  musa  inspirando  al  poeta (Apollinaire) http://pagesperso-orange.fr/ledouanierrousseau/sueno.htm

1 comentario

victorrrrr -

jo___der yo puse rima corta y mirad lo k me apareció¡¡¡xd