RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
Con su pinta de hippie y sus barbas de chivo -como las llamara Rubén Darío-, Don Ramón del Valle-Inclán se presenta como un personaje extraño o, al menos, distinto a todos los demás miembros de su generación literaria. Parece haber sido un hombre de carácter pendenciero, pues hasta un brazo perdió en una riña y algunos empleos le duraban poco por sus desavenencias con sus jefes. Igualmente parece haber llevado una vida errante y de grandes carencias o dificultades económicas, quizás por su misma tendencia a alejarse de todo lo que fuera literatura comercial o burguesa y sus ánimos de innovador. Ahondando en su biografía, bien podríamos decir que Don Ramón fue una ficción hecha realidad (con el perdón de la Asociación Cultural Amigos de Valle-Inclán)
Todo lo anterior no disminuye nuestra admiración por el poeta andariego y buscabullas. El autor de Tirano Banderas ha dejado para la memoria de los hombres una vasta producción literaria que, si bien parece un poco opacada por los demás autores de la Generación del 98, no deja de traslucir una hermosa y cuidada prosa poética. Y su creación del género de los esperpentos intenta retratar al ser humano en todo lo que tiene de irracional e instintivo.
Don Ramón José Simón Valle Peña, quien fuera conocido como Ramón María del Valle-Inclán (y Montenegro) (1866-1936), fue autor dramático, poeta y novelista español, formó parte de la corriente denominada Modernismo en España y próximo, ante todo en sus obras finales, al alma de la Generación del 98; es considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.
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