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DE NADAÍSMO Y NADAÍSTAS

DE NADAÍSMO Y NADAÍSTAS

 

 

(En la fotografía:Eduardo Escobar, Jotamario Arbeláez, Darío Lemos, Juan Manuel Rocay Juan Gustavo Cobo Borda. Los dos últimos no se consideran nadaístas)

Quizás fue “mal del siglo”, desesperanza, “vacío vital”, exceso de lectura tipo Don Quijote, aunque la empresa que emprendieron si fue quijotesca: intentar subvertir el orden en una ciudad rezandera, tradicional, apegada a sus costumbres y su moral como Medellín. Al menos el Nadaísmo le dio un mejor nombre a la ciudad que el que le han dado el sicariato y el narcotráfico.

Cuando Gonzalo Arango quiso darle muerte al Nadaísmo, ya éste había adquirido rasgos de inmortalidad. Y este año 2013, a los 55 de la publicación del Manifiesto Nadaísta, aún persisten las voces, y con buen sonido, de Jmario Arbeláez, Mario Rivero, Pablus Gallinazus, Jaime Jaramillo Escobar (X504), Elmo Valencia, Darío Lemos, Juan Manuel Roca y Juan Gustavo Cobo Borda. Los dos últimos no se consideraron nadaístas, pero sí convivieron con ellos y, muy seguramente, de ellos se nutrieron. Otros fueron nadaístas vergonzantes, es decir, pensaban como nadaístas, pero vivían como buenos burgueses.

«El Nadaísmo se constituyó como oposición literaria y filosófica al ambiente cultural establecido por la academia, la iglesia y la tradición colombianas, emparentado con varios movimientos vanguardistas que se gestaban de forma paralela en América latina y el mundo. Liderado por Gonzalo Arango, el Nadaísmo reclutó a varios jóvenes de distintas regiones del país, quienes redactaron varios Manifiestos con sus propuestas y apreciaciones del entorno. La muerte trágica de su fundador, Gonzalo Arango, así como de varios de sus integrantes, hizo que el movimiento nadaísta llegará a su fin de manera prematura, dejando su legado a la historia de la literatura colombiana» (En: Wikipedia)

En fin, el nadaísmo es una interpretación de la existencia humana tanto como lo fueron el existencialismo, el surrealismo o el dadaísmo y, aunque quizás muchos lo hayan olvidado, constituye una fiel expresión del alma humana en su busca de autonomía y libertad.

«...comenzó a irradiarse el nadaísmo en Colombia, eso que nadie supo lo que fue, si un cuerpo de ideas, un brote de locura, la poesía nueva, un fenómeno sociológico de la miseria o un perfume en una fábrica de martillos.» (Eduardo Escobar)

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