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CARTAS

Carta de Luis Cernuda a Jose Luis Cano desde el exilio

Carta de Luis Cernuda  a Jose Luis Cano desde el exilio

En su ensayo autobíográfico "Historial de un libro", de enorme interés para conocer algo de su actitud ante la vida y la literatura, confiesa Cernuda que "hay en él una vena protestante y rebelde, que creo debe tenerse en cuenta al leer algunos de mis versos". En una carta que me escribió desde México en diciembre de 1953, comentando unos artículos míos sobre su poesía que aparecieron en revistas americanas, me senãlaba "el lado de sombra, la protesta, la rebeldía, que había en su obra". Y añadía: "Yo creo que ahí reside el motivo principal de cuanto he escrito." Sin duda estas palabras de Cernuda eran una reacción motivada por el hecho de que yo destacara predominantemente en su poesía la veta nostálgica, la voz melancólica andaluza, olvidando aquella otra rebelde. A ello parece aludir Cernuda cuando el comienzo de su poema "Díptico español", incluido en su último libro, Desolación de la quimera, escribe estos versos:


Cuando allá dicen unos
que mis versos nacieron
de la separación y la nostalgia
por la que fue mi tierra
¿sólo la más remota oyen entre mis voces?
Hablan en el poeta voces varias:
escuchemos su coro concertado
en donde la creída dominante
es tan sólo una voz entre las otras.


En otra carta posterior, escrita en México, en mayo de 1954, me preguntaba: "¿Crees que yo siento esa nostalgia de Andalucía que tú me atribuyes?" Y añadía: "Yo no la siento en absoluto." Quizá referida a la fecha de esta carta, 1954, podía ser cierta esta afirmación de Cernuda, pero no lo es si pensamos en los primeros años de la posguerra, en que esa nostalgia es evidente para el que lea sus primeros libros del exilio: Las nubes, Ocnos, Como quien espera el alba.

Seguir leyendo:http://www.abdn.ac.uk/spanish/idealist/pages/page235.shtml

Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell

Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell

10 de Septiembre de 1920


Para vivir es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida.
Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra.
No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto.
Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender porqué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.
Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.

Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell

Creo que es un error tuyo negarte a tener un contacto más íntimo, Mary. Un hombre en su pasión se guía por tres cosas: la lógica, el corazón y el sexo.
Cada una de estas cosas lo gobiernan durante un determinado período; la lógica y el corazón me gobernaron durante muchos años. Pero, ahora, aparece el deseo sexual.
Me dijiste: “Querido Kahlil, vamos a dejar el mañana para mañana”. Y en ese momento me sentí pequeño e ingenuo. A las cosas importantes las has venido tratando como si no fueran nada.
Yo te amo. Mi deseo es mayor que tu deseo hacia mí. Cada vez que te encuentro tu presencia llena todo el espacio que me rodea.
Yo te amo y sé que el contacto físico tiene su momento. Después, este momento desaparece.
No quiero que nada de lo que sea muy importante entre nosotros termine por desaparecer, porque no sabemos qué puede suceder después de eso. Nuestra relación ya es suficientemente fuerte, pero no sé a dónde pueden llevar los límites que se le imponen al amor.
A pesar de todo, me entrego en tus manos. Un hombre solamente puede entregarse en las manos de alguien cuando el amor es tan grande que el resultado de esta entrega es libertad total.
Yo te amo con todo lo que existe en mí. La punta de mis cabellos, el borde de mis uñas, todo está repleto de este amor que te tengo, Mary.

20 de Junio de 1914



Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell

31 de Octubre de 1911

Mary, mi amada Mary, he trabajado todo el día entero, pero no podía ir a la cama sin antes decirte “buenas noches”. Tu carta más reciente es fuego puro, un corcel alado que me lleva hacia una isla donde sólo logro escuchar músicas extrañas, pero que un día comprenderé.
Los días han transcurrido llenos de estas imágenes, voces y sombras, y hay fuego también en mi corazón, en mis manos. Preciso transformar toda esa energía en algo que nos haga bien a los dos, y a las personas que nosotros queremos.
¿Sabrás qué significa quemarse, arder en un inmenso brasero, sabiendo que este incendio está transformando en cenizas todo lo malo, y dejando en el alma sólo lo que es verdadero?
¡Oh, no existe cosa más bendita que este Fuego!

Carta de Stefan Zweig

Carta de Stefan Zweig
 

 

 

La Biblioteca Nacional de Israel publicó una serie de textos del escritor austriaco Stefan Zweig, incluyendo su carta de suicidio, en el 70 aniversario de su muerte.

Los documentos que se pueden encontrar en la página web de la biblioteca incluyen la correspondencia mantenida por Zweig con importantes personalidades como Albert Einstein y Sigmund Freud.

Zweig, uno de los escritores más importantes del siglo XX, se suicidó en Brasil el 22 de febrero de 1942. Brasil fue la última parada en su camino de exilio de su país natal, Austria, que cayó bajo el control nazi en 1938.

"El trasfondo de su suicidio no era su situación económica, sino más bien la pérdida de la cultura europea," dijo Stefen Litt, director del archivo de la Biblioteca Nacional de Israel. "Él se quebró finalmente por la pérdida de la esperanza y la decadencia del espíritu de la paz, la cultura y el humanismo, antes de la guerra", agregó.

La carta de suicidio de Zweig, escrita en alemán, fue donada a la biblioteca en los años ‘90, por un médico judío de Brasil. La policía brasileña encontró la carta de suicidio y se la tomó como evidencia en el caso.

Un médico judío fue convocado a la escena y la policía le pidió que hiciera una traducción del mensaje.

De acuerdo a lo consignado por el diario Haaretz, el médico pidió que le permitieran mantener el original, debido a su importancia histórica, pero fue rechazado.

Veinte años más tarde, el médico logró comprar a un oficial de policía retirado el importante documento, que en los años ‘90 lo donó a la Biblioteca Nacional de Israel.

Zweig huyó a Brasil en 1936, tres años después de que los nazis hubiesen subido al poder en Alemania y dos antes de que invadiesen su país natal.

El escritor ingirió un veneno letal con su mujer, Lotte, en la ciudad de Petrópolis, a 66 kilómetros de Río de Janeiro.

En la nota, encabezada con el portugués "declaraçao" (declaración) y luego desarrollada en alemán, Zweig explica que dice adiós a este mundo "de propia voluntad y con la mente clara" y agradece a Brasil su hospitalidad.

"Cada día he aprendido a amar más este país, y no habría reconstruido mi vida en ningún otro lugar después de que el mundo de mi propio lenguaje se hundiese y se perdiese para mí, y mi patria espiritual, Europa, se destruyese a si misma", escribió.

Pero, continua, rehacer una vida pasados los sesenta años de edad requiere "poderes especiales", cuando "su propio poder se ha gastado tras años de errar sin hogar".

"Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad más pura y su libertad personal. Su más preciada posesión en esta tierra", argumenta antes de desear a todos sus amigos que "vivan para ver el amanecer tras esta larga noche".

 

Stefan Zweig escribió múltiples cartas a sus seres más queridos antes de suicidarse: las más conocidas son las dedicadas al país que le vió morir Brasil, y la otra la dirigida a su primera esposa Friderike.

ultima_carta_stefan_zweigQuerida Friderike,

cuando recibas esta carta estaré mucho mejor. En Ossining me viste mejor y más calmado, pero mi depresión ha empeorado, me siento tan mal que ya no puedo concentrarme en mi trabajo.

A ello se suma la triste certeza – la única que tenemos – de que esta guerra ha de durar todavía años y de que pasará mucho tiempo antes de poder regresar a nuestra casa. Ciertamente me ha gustado estar en Petrópolis pero echo de menos los libros, que me son indispensables para mi trabajo. En cuanto a la soledad, que inicialmente aportaba un notable apaciguamiento, se ha transformado en un pesar… También la idea que mi obra mayor, el Balzac, no podrá terminarse nunca puesto que no tengo la perspectiva de dos años de trabajo sin interrupciones, y los libros necesarios para la documentación serían difíciles de conseguir. Y finalmente está la guerra, esta guerra que nunca termina, que todavía no ha alcanzado su peor momento. Soy demasiado débil para aguantar todo esto, y la pobre Lotte no lo ha tenido fácil conmigo, sobre todo porque su salud ha empeorado también.

Tú tienes a tus hijos y con ello una tarea en la vida; tú tienes intereses varios, una inquebrantable energía. Estoy seguro de que alguna vez vivirás mejores tiempos y comprenderás por qué mi pesimismo me ha impedido aguantar más. Te escribo estás líneas en mis últimas horas. No te puedes imaginar cuán aliviado me siento desde que tomé esta decisión. Dales recuerdos cariñosos a tus hijos de mi parte y no sufras, recuerda siempre cómo he admirado a Joseph Roth o a Rieger que supieron evitar el sufrimiento.

Ten coraje, ahora sabes que estoy tranquilo y feliz.

Con mi amor y amistad,

Stefan

 

Carta de amor de Adolfo Bioy Casares a Elena Garro

Carta de amor de Adolfo Bioy Casares a Elena Garro

Mi querida, aquí estoy recorriendo desorientado las tristes galerías del barco y no volví a Víctor Hugo. Sin embargo, te quiero más que a nadie... Desconsolado canto, fuera de tono, Juan Charrasqueado (pensando que no merezco esa letra, que no soy buen gallo, ni siquiera parrandero y jugador) y visito de vez en vez tu fotografía y tu firma en el pasaporte. Extraño las tardes de Víctor Hugo, el té de las seis y con adoración a Helena. Has poblado tanto mi vida en estos tiempos que si cierro los ojos y no pienso en nada aparecen tu imagen y tu voz. Ayer, cuando me dormía, así te vi y te oí de pronto: desperté sobresaltado y quedé muy acongojado, pensando en ti con mucha ternura y también en mí y en cómo vamos perdiendo todo. Te digo esto y en seguida me asusto: en los últimos días estuviste no solamente muy tierna conmigo sino también benévola e indulgente, pero no debo irritarte con melancolía; de todos modos cuando abra el sobre de tu carta (espero, por favor que me escribas) temblaré un poco. Ojalá que no me escribas diciéndome que todo se acabó y que es inútil seguir la correspondencia... Tú sabes que hay muchas cosas que no hicimos y que nos gustaría hacer juntos. Además, recuerda lo bien que nos entendemos cuando estamos juntos... recuerda cómo nos hemos divertido, cómo nos queremos. Y si a veces me pongo un poco sentimental, no te enojes demasiado... Me gustaría ser más inteligente o más certero, escribirte cartas maravillosas. Debo resignarme a conjugar el verbo amar, a repetir por milésima vez que nunca quise a nadie como te quiero a ti, que te admiro, que te respeto, que me gustas, que me diviertes, que me emocionas, que te adoro. Que el mundo sin ti, que ahora me toca, me deprime y que sería muy desdichado de no encontrarnos en el futuro. Te beso, mi amor, te pido perdón por mis necedades.