La Violeta
Flor deliciosa en la memoria mía
ven mi triste laúd a coronar
y volverán las trovas de alegría
en sus ecos tal vez a resonar.
Mezcla tu aroma a sus cansadas cuerdas;
yo sobre tí no inclinaré mi sien,
de miedo, pura flor, que entonces pierdas
tu tesoro de olores y tu bien.
Yo, sin embargo, coroné mi frente
con tu gala en las tardes del Abril,
yo te buscaba a orillas de la fuente,
yo te adoraba tímida y gentil.
Porque eres melancólica y perdida,
y era perdido y lúgubre mi amor,
y en tí miré el emblema de mi vida
y mi destino, solitaria flor.
(Fragmento)
(Autor: Enrique Gil Carrasco, escritor español-1816-1845, autor de la novela romántica historicista El señor de Bembibre (1843); aunque sólo compuso treinta y dos poemas, todos entre 1837 y 1842, Gil y Carrasco merece un puesto entre los poetas románticos. Aportó, en efecto, una rara nota de intimidad, melancolía vital, impalpabilidad lírica y preocupación postmortem que le transforman en el predecesor de Gustavo Adolfo Bécquer.
(Texto e imágenes tomadas de Google.com)
0 comentarios