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Escultores Olvidados

Escultores Olvidados

Un libro repasa los símbolos olvidados del escultor renacentista Damián Forment

Carmen Morte presentó  una monografía que reivindica la figura del autor del retablo mayor del Pilar.

Damián Forment demostró su talento en los retablos de la basílica del Pilar y de la catedral de Huesca. Sin embargo, la historia le ha dejado un poco apartado. "Ni los teóricos del siglo XVI ni los historiadores aragoneses nos hemos ocupado de él. Pero su obra se puede comparar con la de otros grandes de la época como Alonso Berruete", afirmó Carmen Morte, autora de ’Damián Forment, escultor del renacimiento’, la primera monografía que rescata la figura del artista valenciano.

Ella es catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza y lleva veinte años investigando a Forment. Ayer presentó este libro, acompañada de Antonio Aznar, presidente de la CAI, que ha editado la publicación. "Se habían hecho estudios parciales, nunca algo con tanta profundidad. Es una obra maestra", aseguró Aznar.

Morte recordó que Forment tuvo mucho éxito en el siglo XVI y llegó a tener hasta tres talleres, rodeado siempre de los "mejores" artistas: "Con sus obras nos trajo las últimas tendencias que aprendió de los italianos, entre ellos Da Vinci". De allí que el valenciano -aunque su padre era del Bajo Aragón- se comparara a sí mismo con los grandes y utilizara muchos símbolos en sus obras.

"Estaba atento a las novedades. Fue uno de los pocos escultores de entonces que se atrevió con los autorretratos: en el retablo del Pilar aparece junto a su esposa; en el de Huesca, con su hija. En ambos con gorros, que eran los de moda en su época", comentó la catedrática.

 En las esculturas del Pilar, Forment fue un poco más allá. "Es su gran obra, hasta él se sorprendió del reconocimiento que obtuvo", reveló Morte. En ese retablo aparece una cesta con un alabastro, un martillo y un cincel, rodeado de espigas de trigo. "Su apellido es valenciano, en español significa trigo. Y las herramientas eran para mostrar que estaba muy satisfecho con su profesión".

 El recorrido por la vida de Forment también pasa por el que la autora denomina "su peor fracaso", el del Monasterio de Poblet, en Tarragona, donde no le querían ni pagar. Termina en Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja, donde se supone que está enterrado el escultor, que murió en 1540 sin ver terminado el retablo que preparaba para la catedral de esa localidad.

 Para Morte, ser la autora del libro -que incluye un cedé con casi mil páginas de documentos- ha sido un "privilegio", porque le permitió conocer de cerca las piezas del valenciano. Desde 1994, cuando se comenzó con la restauración del retablo mayor del Pilar, pudo acercarse a la escultura y verla "como pocos" han podido: "Desde entonces les digo a mis alumnos que esa visita la tienen que hacer con prismáticos".

 

GUILLERMO ARAGÓN. Zaragoza

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