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LOS OLVIDADOS

Escultores Olvidados

Escultores Olvidados

Un libro repasa los símbolos olvidados del escultor renacentista Damián Forment

Carmen Morte presentó  una monografía que reivindica la figura del autor del retablo mayor del Pilar.

Damián Forment demostró su talento en los retablos de la basílica del Pilar y de la catedral de Huesca. Sin embargo, la historia le ha dejado un poco apartado. "Ni los teóricos del siglo XVI ni los historiadores aragoneses nos hemos ocupado de él. Pero su obra se puede comparar con la de otros grandes de la época como Alonso Berruete", afirmó Carmen Morte, autora de ’Damián Forment, escultor del renacimiento’, la primera monografía que rescata la figura del artista valenciano.

Ella es catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza y lleva veinte años investigando a Forment. Ayer presentó este libro, acompañada de Antonio Aznar, presidente de la CAI, que ha editado la publicación. "Se habían hecho estudios parciales, nunca algo con tanta profundidad. Es una obra maestra", aseguró Aznar.

Morte recordó que Forment tuvo mucho éxito en el siglo XVI y llegó a tener hasta tres talleres, rodeado siempre de los "mejores" artistas: "Con sus obras nos trajo las últimas tendencias que aprendió de los italianos, entre ellos Da Vinci". De allí que el valenciano -aunque su padre era del Bajo Aragón- se comparara a sí mismo con los grandes y utilizara muchos símbolos en sus obras.

"Estaba atento a las novedades. Fue uno de los pocos escultores de entonces que se atrevió con los autorretratos: en el retablo del Pilar aparece junto a su esposa; en el de Huesca, con su hija. En ambos con gorros, que eran los de moda en su época", comentó la catedrática.

 En las esculturas del Pilar, Forment fue un poco más allá. "Es su gran obra, hasta él se sorprendió del reconocimiento que obtuvo", reveló Morte. En ese retablo aparece una cesta con un alabastro, un martillo y un cincel, rodeado de espigas de trigo. "Su apellido es valenciano, en español significa trigo. Y las herramientas eran para mostrar que estaba muy satisfecho con su profesión".

 El recorrido por la vida de Forment también pasa por el que la autora denomina "su peor fracaso", el del Monasterio de Poblet, en Tarragona, donde no le querían ni pagar. Termina en Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja, donde se supone que está enterrado el escultor, que murió en 1540 sin ver terminado el retablo que preparaba para la catedral de esa localidad.

 Para Morte, ser la autora del libro -que incluye un cedé con casi mil páginas de documentos- ha sido un "privilegio", porque le permitió conocer de cerca las piezas del valenciano. Desde 1994, cuando se comenzó con la restauración del retablo mayor del Pilar, pudo acercarse a la escultura y verla "como pocos" han podido: "Desde entonces les digo a mis alumnos que esa visita la tienen que hacer con prismáticos".

 

GUILLERMO ARAGÓN. Zaragoza

EUGENIO SUE Y LA NOVELA DE FOLLETÍN

EUGENIO SUE Y LA NOVELA DE FOLLETÍN

Quizás El judío errante  o Los misterios de París sean nombres de novelas de la época juvenil que aún estén en nuestra memoria.  Esas obras, plenas de aventuras y sucesos fantásticos, inverosímiles y exóticos literalmente capturaron la atención del público lector de los años  40 del siglo XIX. Y ello no sólo por sus contenidos llenos de suspenso, sino porque fueron obras producidas a través de folletines. Es decir, a través de suplementos que semanalmente entregaban los periódicos de la época. Se mantenía así al lector en vilo a la espera de la próxima entrega para saber cómo terminaría el asunto.

Uno de los iniciadores de este subgénero literario fue Eugenio Sue, autor de los títulos mencionados.

Él nació en París en el año de 1804. No podríamos afirmar que su vida fue turbulenta, pero sí podemos decir que fue uno de los personajes típicos del movimiento romántico que por aquella época estaba en pleno furor. Fue médico cirujano de la Marina, dilapidó la fortuna heredada de su padre, enamoró a todas la mujeres de París, defendió las ideas socialistas de su época y, por último, fue el gran colonizador, junto con Alejandro Dumas, Balzac, Flaubert y otros, de la novela de folletín y la novela por entregas.

Sue falleció en 1857, dejando dentro de su producción literaria obras de irregular calidad como las mencionadas, además de “Los siete pecados capitales, El comendador de Malta, Leyendas del pueblo, Kernock el pirata y La marquesa Comelia Alfi.

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Imagen: Flickr

EL PROFETA DEL SURREALISMO

EL PROFETA DEL SURREALISMO

Estamos a 44 años de la muerte de André Breton y ya muy pocos nos acordamos de la vida de este hombre que prácticamente desencadenó uno de  los movimientos fundantes de la posmodernidad. Sin temor a equivocarnos, podemos decir que Breton, nacido en  Tinchebray (1896) en la Baja Normandía  francesa, fue el hombre que comenzó a derrumbar uno de los más antiguos y queridos cimientos de la civilización occidental: la lógica, al menos en el campo del arte y la literatura.

 

Después de servir durante la Primera Guerra en hospitales psiquiátricos, Breton se afincó en París donde la profundización en la obra de Freud y sobre todo en la escritura automática, incidieron en su formulación de la teoría surrealista. La escritura automática, o sea, la escritura libre de toda atadura de la razón o de principios morales o estéticos, lo lleva a encontrar una nueva estética que converge en todos los “ismos” que cubrieron el cielo de la plástica y la literatura de los comienzos del siglo 20: surrealismo, dadaísmo, futurismo, creacionismo…

 

Refiriéndose a los poemas de Bretón, Mónica J. De la Paz Múzquiz
afirma: “En mi opinión personal creo que no hay una interpretación general o acertada sobre el significado real de estos poemas, pues él mismo menciona que estas frases surgen de la mente para liberar el inconsciente y no presentan un orden específico. Creo que realmente sólo un psicoanalista podría definir el significado exacto de estas líneas, que sólo tendrían un significado en la mente del autor por provenir de su subconsciente y de sus experiencias muy personales.

 

Aunque para muchos esta técnica puede parecer aberrante o que de ninguna manera puede ser algo artístico, creo que si lo analizamos de manera más detallada tal vez podamos encontrar, que al utilizar esta técnica podríamos liberar ideas o sensaciones muy arraigadas y tal vez hechos olvidados de nuestra mente, siendo así esto como una canal de liberación de los pasajes más recónditos de nuestro ser y al estudiarlo después podríamos descubrir cosas de nosotros mismo que ni siquiera conocíamos o imaginábamos.”

 

Por otra parte, en la Primera Exposición Surrealista que se celebró en París en 1927 encontramos ya los nombres de pintores que revolucionarían la plástica mundial: Giorgio de Chirico, Max Ernst, Pablo Picasso, Paul Klee, a los que luego se adhirieron nombres como los de Salvador Dalí, Giacometti y René Magritte.

 

La producción surrealista se caracterizó por una vocación libertaria sin límites y la exaltación de los procesos oníricos, del humor corrosivo y de la pasión erótica, concebidos como armas de lucha contra la tradición cultural burguesa. Las ideas del grupo se expresaron a través de técnicas literarias, como la escritura automática, las provocaciones pictóricas y las ruidosas tomas de posición públicas, principalmente en la revista litterature. El acercamiento operado a fines de los años veinte con los comunistas produjo las primeras querellas y cismas en el movimiento. Escritores destacados son Paul Éluard, Tristan Tzara, Antonin Artaud, Pierre Naville…

 

“Bretón aportó a la humanidad distintas obras y conocimientos, nos atrajo por sus distintas actitudes a las que se dedicó y el empeño que le ponía a su trabajo. André Bretón murió en París, el 28 de septiembre de 1966; sus restos reposan en el cementerio de Batignolles, muy cerca de la tumba de su amigo Benjamín Péret. En su losa sepulcral hay una estrella de piedra y un epitafio en francés que reza así: “Je Cherche l´or du temps”, (“Yo busco el oro del tiempo”).”

Sus obras principales:

Los vasos comunicantes

Nadja

Manifiestos del surrealismo

Los campos magnéticos

 

Imagen: "Luna de miel de André Breton". Flickr

R. GÛIRALDES: entre la civilización y la barbarie

R. GÛIRALDES: entre la civilización y la barbarie

 

Buenos Aires, 13 de febrero de 1886-París, 8 de octubre de 1927

En las afueras del pueblo, a unas diez cuadras de la plaza céntrica, el puente viejo tiende su arco sobre el río, uniendo las quintas al campo tranquilo. Aquel día, como de costumbre, había yo venido a esconderme...

Es muy probable que muchos recordemos e, incluso, “evoquemos” estas líneas iniciales de aquella novela de juventud, “Don Segundo sombra”, que nos llevó por los caminos de los pagos, los reseros, las quintas y la pampa. La escribió un hombre, Ricardo Gûiraldes, aprendiz de abogado y arquitecto, viajero infatigable a Europa y quien, después de muchas vueltas, decidió sacar a la luz su obra y novelas.

El nombre de Gûiraldes está ligado a personajes como Horacio Quiroga y Jorge Luis Borges que se dieron a conocer en prestigiosas revistas de la época: Proa, Martín Fierro y Prisma. Ellos constituyeon en su momento la vanguardia de la literatura argentina. Esa vanguardia inscrita en movimientos como el creacionismo y el ultraísmo y que tuvieron quizás uno de sus máximos exponente en el chileno Vicente Huidobro. Precisamente, “El cencerro de cristal” -primer libro de poemas de Gûirldes- está bastante vinculado a las ideas renovadoras del bardo chileno. De modo que puede afirmarse que la obra lírica de Ricardo Güiraldes constituye el principal eslabón entre el modernismo y el vanguardismo de la década de 1920, en Argentina.

En su novela, "Don Segundo Sombra", Güiraldes nos entrega las esencias de esa idea que es don Segundo y en la que buscó proyectar el alma criolla argentina. Pese al realismo de las descripciones y a la espontaneidad de los diálogos, "Don Segundo Sombra" es el resultado de un estilista que emplea brillantes imágenes, manifestaciones de su gusto por el arte. En lo que hace relación al nacionalismo, las explicaciones nacen de interpretación inmediatas del texto. Valga decir, la idea del retorno a la tierra viene acompañada de una exaltación que se tiende a definir como argentina y tomándola como eje, el argentinismo. Gira en torno a lo argentino. Para algunos se trata de una propuesta a una juventud contemporánea, desorientada e inquieta, más que novela de los gauchos extinguidos.
Para otros, representa una vuelta salvadora al criollismo.

En medio de los debates con Faustino Sarmiento y sus argumentos de “civilización y barbarie” , podemos afirmar que Gûiraldes y su obra deciden quedarse en la “barbarie” entendida esta como la afirmación de lo autóctono, de lo criollo. Con ello el autor de “Rosaura” y “cuentos de muerte y sangre” no hace más que reafirmar la esencia de la novela y la literatura latinoamericanas y, así mismo, da paso a lo que será una de las grandes corriente de nuestra literatura. Aquella que le permite posicionarse dentro del escenario de la literatura universal

A pesa de ser él mismo un visitante frecuente de los círculos literarios europeos de su época, Ricardo Gûiraldes es uno de los abanderados de una literatura que encontró sus autónomas fuentes y estilos de expresión en sus gauchos, sus indios, sus palenqueros y sus campesinos. Literatura asociada a nombres tan formidables como Miguel Ángel Asturias, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Gabriel García Marquez para nobrar sólo los ganadores del Premio Nobel, aunque ellos no son sino las figuras más visibles de una gigantesca antología de obras y nombres como los de Ciro Alegría, Jorge Icaza, Horacio Quiroga, Jorge Zalamea, Miguel Hernández, Eduardo Caballero Calderón, Julio Cortázar y el inefable Jorge Luis Borges, para citar sólo algunos de los autores que han hecho de latinoamérica un sueño, una realidad y un objetivo literario.

(Imagen  tomada de Flickr)


 

 

 

 

INSOMNIO

INSOMNIO

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes.  No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
- cauce fiel de abandono, línea pura -,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

(GERARDO DIEGO)

El autor de este poema naciò en Santander, España, un 3 de octubre de 1896. Diego fue quien elaboró una famosa Antología que dio a conocer a los escritores de la Generación del 27 cuyo ideal representa al alternar magníficamente la poesía tradicional y la vanguardista.

Dentro de su producción tradicional recurre frecuentemente al soneto, la décima y el romance. Por otra parte, el arte de vanguardia lo lleva a inclinarse por el creacionismo. En este son característicos la falta de puntuación, la disposición de los versos, los temas intrascendentes y las extraordinarias imágenes.

Gerardo Diego fue ganador del Premio Cervantes en 1979. Y desde 1947 fue mienbro de la Real Academia Española de la Lengua. Falleció en 1987

Imagen tomada de Flickr: "Mujer dormida" de Alegna2.

La paz del desierto...

La paz del desierto...

TÚ TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO (Entrevista a un tuareg)

entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a MOUSSA AG ASSARID,

No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!

Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de
Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi
padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy
soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto
cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su
través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela
destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos
naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada
del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos
llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el
tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población
decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que
existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este
pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en
un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio
corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos
dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba...
Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra
cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo
que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar,
aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte
llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una
tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso.
¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar
juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se
corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa
falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel
Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí
ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando
veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un
dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los
animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre
murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a
contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día
yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama
para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa...
Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally
París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo
recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El
Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad. ..!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de
leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí
las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es
distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan
la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia
de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe
por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y
el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al
campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo,
amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té.
Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a
todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo

 

WILLIAM FAULKNER,

WILLIAM FAULKNER,

   De pronto muy pocos, o quizás ninguno de aquellos llamados escritores del boom latinoamericano recuerde el nombre de este autor que, a lo mejor, nutrió a muchos de ellos.

   Bueno, y qué le deben los escritores latinoamericanos a Faulkner, se preguntarán ahora los jóvenes estudiosos de la literatura. Pues el autor norteamericano es conocido por su uso de técnicas literarias innovadoras, como el monólogo interior, la inclusión de múltiples narradores o puntos de vista y los saltos en el tiempo dentro de la narración. El carácter típico sureño, fue una constante, y  junto a la atemporalidad de sus temas, marcarán la base de todas sus recreaciones literarias.

   “Cuando William Faulkner publicó, en 1926, su primera novela, "Soldier’s Pay" (La paga del soldado), nadie podía haber sospechado que el fantasma de la novela gótica hacía su aparición para dejar el testimonio de un nuevo punto de vista, portentosamente macabro, sobre la desintegración contemporánea", escribió Alfred Kazin en su libro "On Native Grounds"(En tierras nativas), definiendo la posición de este escritor en la literatura norteamericana. Faulkner representa, en efecto, el caso de una sensibilidad aguzada, en un periodo de desmoralización e incertidumbre. El tema de sus novelas es la decadencia de la sociedad sureña de los Estados Unidos después de la guerra civil, pero proyectado hacia el problema universal del individuo y su irremediable soledad. Este es el alcance más amplio de su obra, que le valió, en 1950, el Premio Nobel de Literatura, fundamentado en "su contribución a la novela norteamericana" y que compartió con Bertrand Russell.”[1]

   Entre sus obras principales se encuentran Sartoris (1929), Mientras agonizo (1930), Luz de agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los invictos (1938), El villorrio (1940), Desciende Moisés (1942), Intruso en el polvo (1948), Una fábula (1954, Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La mansión (1959) y Los rateros (1962), también ganadora de un Premio.

   Cuando en 1950 William Faulkner se registró en un hotel en Estocolmo para recibir el premio Nobel de literatura declaró ser de profesión agricultor. Hay pocas obras tan influyentes como la de este novelista norteamericano que nunca terminó el High School, y que toda su vida escribió y vivió en una remota provincia.[2]

   Faulkner nació en New Albany, estado de Mississippi (25 de septieembre de 1897), aunque se crió en las cercanías de Oxford (Mississippi). Falleció en Oxford, el 6 de julio de 1962, después de una agitada y creativa vida en la que desempeñó disímiles oficios como pintor de techos, cartero, soldado y granjero.



[1] http://www.avizora.com/publicaciones/biografias/textos/william_faulkner_0022.htm

[2] CHANOVE, Oswaldo. http://www.geocities.com/ochanove/faulkner.htm

Fotografia tomada de flickr por de Bridgman Pottery

El pueblo de las luces

El pueblo de las luces

"La esperanza de convertir viejas quimeras en realidad que traían los conquistadores del nuevo mundo, y las tradiciones orales de los indígenas captadas por los jesuítas en las reducciones misioneras, reavivaron la utopía de los aventureros europeos de encontrar la famosa "Fuente de Juvencia". Así al oir hablar sobre el Tava Jhendi (el pueblo de las luces) se internan en lo más intrincado de las selvas misioneras." 

Este es el texto que aparece en la contraportada del libro de Eduardo Ranea quien, con un estilo dinámico y familiar, nos lleva por caminos de intriga, misterio y ensueño en las selvas del Sur de América. Con Ranea se revive un género literario que, con la progresiva desrruralización y el urbanismo crecientes, ha desaparecido casi que completamente. Esta obra fue editada en 1994 y pertenece, como hemos dicho, a esa tradición literaria tan querida por autores como Jorge Icaza, Horacio Quiroga o Ciro Alegria, sin olvidar, por supuesto, al inefable Miguel Ángel Asturias.

Sin embargo, de Ranea, además de este entretenido y bien logrado texto, no sabemos nada.

Si alguien nos quisiera contar sobre su vida y su obra, sería bienvenido en estas humildes páginas.

Imagen tomada de Fickr

Danza, arte, expresión...

Danza, arte, expresión...

Isadora Duncan

San Francisco, 1878 - Niza, 1927) Bailarina norteamericana. Hija de un matrimonio desunido y finalmente divorciado, su instinto la inclinó hacia el baile desde niña. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: "Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas..." A los diez años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York, donde se incorporó a la compañía de Agustin Daly.
Los éxitos comenzaron a llegar de forma inmediata. Con un estilo basado en la danza de la Antigua Grecia, dio una serie de recitales en Londres que despertaron el entusiasmo hacia su persona. La prensa declaraba: "En esta época actual de elaboración y artificialidad, el arte de la señorita Duncan es como un soplo de aire puro procedente de la parte más alta de una montaña poblada de pinos, refrescante como el ozono, bello y verdadero como el cielo azul, natural y genuino. Es una imagen de belleza, alegría y abandono, tal como debió ser cuando el mundo era joven y hombres y mujeres bailaban al sol movidos por la simple felicidad de existir."

Efectivamente, Isadora Duncan afirmaba que el baile debía ser una prolongación de los movimientos naturales del cuerpo, que ella consideraba hermosos y bastante más bellos que los que efectuaban los bailarines clásicos, a los que tildaba de forzados y antinaturales; por ello, se negaba a constreñir los pies en las zapatillas de baile. Sentía una admiración estética por la belleza del cuerpo humano, influida por los cánones de las estatuas y pinturas de la Grecia clásica. Su método coreográfico era una especie de filosofía basada en el convencimiento de que el baile ponía al individuo en comunicación armónica con el ritmo intrínseco de la naturaleza y los cuerpos celestes.
Para Isadora, era el amor a la naturaleza y a la vida lo que había de transmitirse a través del movimiento, siguiendo el ejemplo de las nubes, el mar o las copas de los árboles mecidas por el viento. Enemiga del ballet, al que consideraba un género falso y absurdo, manifestó que la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida y no ser tan sólo una diversión agradable y frívola. Danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo. Hoy es considerada la iniciadora de la modern dance norteamericana y su figura es evocada con fervor en todos los escenarios del mundo.
... el miércoles l4 de septiembre de 1927, decidió tomarse un respiro y dar un paseo en su Bugatti. El dramático accidente tuvo lugar cuando el automóvil recorría veloz la Promenade des Anglais: su largo chal rojo, el mismo que había agitado ante la multitud que la esperaba a su regreso de la Unión Soviética, se enredó en los radios de una de las ruedas posteriores del automóvil; Isadora no pudo liberarse del abrazo homicida y murió estrangulada. Ni siquiera ella hubiera podido imaginar un final más acorde con su existencia extravagante y romántica.

Si deseas leer mas de esta biografia, como la muerte de sus hijos y mas de su obra,ingresa a:
www.biografiasyvidas.com/biografia/d/duncan.htm
    
    
    

Desde Colombia : Historias de vida

Desde Colombia : Historias de vida

Recorrido vital de Arnulfo Antonio

A veces un monólogo de sueños y de días idos, tantos como se pueden acumular durante 97 años de trasegar

constante, llenan el espacio en que se mueve Arnulfo Antonio Betancur Correa. Después salpica a todos con el

encanto de historias y carcajadas, resumen de una vida que se resiste a marchitarse

A esta altura del recorrido ya el camino es una trocha que se pierde en el cañaduzal y sólo el agudo sentido de

orientación del campesino permite alcanzar el objetivo. De arriba se ve la choza, construcción enclenque que,

con hojas de iraca, reta el inclemente tiempo de estos días. Algunas varas recién cortadas sirven para colgar

cualquier cosa y darle orden aparente a la vivienda de don Arnulfo Antonio Betancur Correa, un anciano de

rostro moreno que sonríe al descubrir sus inusuales visitantes.

Se marchita el día. Los maizales cargan el chócolo en flor, casi listo para el consumo. “Si quieren llevan, bien

puedan”, dice el viejo y enseña tres dientes solitarios en la geografía de su boca. No resiste más emoción,

cuando toma una guitarra y comienza a entonar melodías de hace tiempo, de cuando estaba muchacho y se

iba revolver tapetusa con alegrías y placeres en El Cielo, que era la zona de tolerancia de Ituango, el pueblo

donde se hizo hombre.

De esas historias quedaron muchas mujeres, doce hijos propios y 18 que ayudó a levantar, como que su

voluntad no se arredró nunca ante la necesidad del semejante. Para ello tenía las manos y mucha vocación de

entrega; eso era suficiente.

Cerca del Nechí


Don Arnulfo Antonio es un lugar común en el paisaje de la carretera que de Campamento desciende hasta la

ribera del Río Nechí, algunos kilómetros antes de llegar a Anorí. Es una zona de clima caliente, en el que la

caña de azúcar, el café, la yuca y el maíz representan la base de la economía.
 
Muchas veces prefiere don Arnulfo Antonio quedarse en la soledad de su rancho. Desde allí ve pasar el día

mientras llega la noche con su mensaje de estrellas.
 

Recuerdos brumosos


Tararea una canción que le despierta recuerdos. Nació en una vereda de Toledo y de ocho años se lo llevaron

para Ituango. Allí se terminó de levantar, aprendió los deicios del campo y también entendió la realidad que lo

rodeaba. Era una región tranquila, en la que la monotonía del trabajo en la hacienda de alguno de los ricos del

pueblo se rompía el fin de semana para ir a mercar, tomar guarapo, emborracharse y ver mujeres. Después

volvería la rutina.


Vemos que:
 
El fardo de yuca todavía está para sembrar. Pero ya hay chócolo listo para coger. El viejo está contento con el

fruto de su esfuerzo.

Dice:
• Fui a la escuela un año; a la berraca, medio aprendí a leer y a escribir. Conocí, en Ituango, al padre Julio

Tamayo, el padre Luis Carlos Cano, que nos dió la primera comunión a nosotros.
En forma de canto.

Aprendió a tocar guitarra, viendo. Después se ponía a zurrunguiar, nos cuenta

- Yo tocaba en Ituango, de muchacho, en El Cielo, en Batea Mojada, en el Alto de Marceliano, en La Trilladora,

en Guacharaquero, en La Alsacia-

“Mañana me voy de aquí/

pa’tierras que no conozco/

sólo te encargo bien mío/

no cambiés mi amor por otro/ no cambiés mi amor por otro/.

Amigos y compañeros/ tengan lástima de mí/

que se me fue de la mano/

la paloma que cogí/ la paloma que cogí”.

Retoma la conversación sin dejar de hacer sonar las cuerdas. Ya se muere el día. Yace en el fogón de leña la

ceniza todavía humeante. De tres palos cruzados cuelga la olla rechinada de recibir candela, con algunos

granos de arroz dentro.

-Quiero vivir mucho tiempo y después morirme en un lugar solitario. Le dije a un amigo que me trajera una barra

de Yarumal para hacer el hueco al lado del rancho y que nadie me mueva de ahí-.

Una sombra cansada


Con la noche encima, camina aferrado a un bordón improvisado de una vara que encontró cuando empezó a

subir la falda que lleva a la casa de don Guillermo Ortiz, a un lado de la carretera. Deja la trocha, el maizal, se

mete en el sembrado de caña, sin detenerse y sin dejar de hablar.
Está cansado, se siente enfermo y un poco triste por el entable que, según parece, tendrá que dejar después

de haber dejado allí todo su esfuerzo de 97 años. Si llega un momento en el que no haya para dónde coger, se

irá para Ituango.

 

Susurros de guitarra

“Por tu hermosura lloran las flores/

y las estrellas se ven brillar/

así la luna tiende sus luces/

por eso siempre/

te voy a adorar/.

Ya no tiene la guitarra y con el bastón simula que zurrunguea. La conversación sigue. -Yo nací el 19 de febrero

de 1902, un miércoles, faltando 22 minutos para las 2:00 de la tarde, en la vereda La Paila, más allá de Toledo.

Mi papá se llamaba Juan Lorenzo Correa y mi mamá María Roselina Betancur, ellos no fueron casados; a mí

me titulan Correa los amigos, porque les gusta; de Yarumal pa’llá me dicen es Correita; aquí fue donde me

bautizaron Abuelo.

La noche es un manto negro y el ambiente se llena con el canto de los grillos. La voz del viejo interrumpe el

concierto para hacer su propia melodía:

“Un mudo le dijo a un ciego/

mira la araña que va/

el ciego le contestó/ veo los pasos que da/

veo los pasos que da/

Me puse a lavar un negro/ y a ver qué color cogía/

mientras más agua le echaba más negrito se ponía/ más negrito se ponía”.

La última vez que estuvo en Medellín fue hace tres años. Estuvo visitando a Jesús Andrés, uno de sus hijos,

que vive en Santo Domingo. No se amañó porque cómo es eso de que uno tenga que vivir a puerta cerrada.

 La  familia


Sólo se casó una vez, con Carmen Emilia Herrera. Se marchó el día en que ella quiso mandarlo.

Los hijos tienen nombres repetidos: Arnulfo y Arnulfo, Manuel y Manuel, los segundos remplazaron a los

primeros, porque en todo capricho de cada mujer tiene que tener el nombre del marido, del patrón, de un amigo,

y si se muere lo remplaza con el otro que viene.

 Los otros hijos están por ahí regados: Luis Ángel, Miguel Ángel, Marina, Norelia, Leticia, Margarita y Lucila.

Prefiere estar solo, como solo quiere morirse. A un lado del rancho, si antes no tiene que salir, quiere hacer un

hueco en el que descansará por siempre.

Fiestas y estrellas


Ama la fiesta. Cuando puede empuña un tiple o una guitarra. Si alguna vez lloró fue de rabia, no de miedo o de

tristeza porque le hace el quite a los problemas, mientras busca la solución para salir de ellos.

Cuajó la noche y don Arnulfo acosa para regresar a su cambuche, un lugar a medio hacer, donde lo esperan su

cama y el sonido del viento. Las frases brotan con la misma fuerza del comienzo.

Al tiempo de comer y de acostarse tiene una oración. Con ella despide el día y agradece el beneficio del

sustento: “Gracias te doy Señor, bendigo tu gran poder, habéis querido Señor, dejárnos anochecer, así te pido

Señor, nos dejes amanecer, con tu infinito poder, en el nombre de Dios y María Santísima”.

Después canta en latín apartes de una misa antigua, de esas que ya no se ven y que recuerda, nostálgico. Se

pierde luego en divagaciones sobre su regreso a Ituango, sobre la roza de maíz que tiene en su pequeño

entable, de las noticias sobre una paz esquiva, de los recuerdos que se meten por la noche al rancho y dejan

algunos resquicios por entre los que se cuela a la luz de las estrellas.

Por HERIBERTO GALLO MACHADO. Medellín "El Colombiano"

NOCTURNO PRIMERO DE MEDELLÍN

NOCTURNO PRIMERO DE MEDELLÍN

(Fragmento)

 Cuando las sombras fluyen bajo la luz eterna

del crepúsculo, y vuelan en argentinos haces

de lo alto de las torres, alígeras, fugaces,

los himnos concertados "ad incensum lucerna",

 >

oigo, cual si brotaran de lúgubre cisterna,

vocablos inarmónicos, llamamientos vivaces

a que nadie responde, y epítetos procaces

como rojizos lampos de la pasión interna...

>

Y no comprendo nada. Golpean en mis oidos

palabras errabundas -"rumores sin sentido

de atropelladas olas en túrbida marea"-.

>

y el corazón demanda, desde su cárcel roja

un inspirado intérprete que el tumulto recoja

y dé a las voces múltiples un ritmo y una idea...

                      PORFIRIO BARBA-JACOB

RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

Con su pinta de hippie y sus barbas de chivo -como las llamara Rubén Darío-, Don Ramón del Valle-Inclán se presenta como un personaje extraño o, al menos, distinto a todos los demás miembros de su generación literaria. Parece haber sido un hombre de carácter pendenciero, pues hasta un brazo perdió en una riña y algunos empleos le duraban poco por sus desavenencias con sus jefes. Igualmente parece haber llevado una vida errante y de grandes carencias o dificultades económicas, quizás por su misma tendencia a alejarse de todo lo que fuera literatura comercial o burguesa y sus ánimos de innovador. Ahondando en su biografía, bien podríamos decir que Don Ramón fue una ficción hecha realidad (con el perdón de la Asociación Cultural Amigos de Valle-Inclán)

Todo lo anterior no disminuye nuestra admiración por el poeta andariego y buscabullas. El autor de Tirano Banderas ha dejado para la memoria de los hombres una vasta producción literaria que, si bien parece un poco opacada por los demás autores de la Generación del 98, no deja de traslucir una hermosa y cuidada prosa poética. Y su creación del género de los esperpentos intenta retratar al ser humano en todo lo que tiene de irracional e instintivo.

Don Ramón José Simón Valle Peña, quien fuera conocido como Ramón María del Valle-Inclán (y Montenegro) (1866-1936), fue autor dramático, poeta y novelista español, formó parte de la corriente denominada Modernismo en España y próximo, ante todo en sus obras finales, al alma de la Generación del 98; es considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.

Dentro de sus aportes al Modernismo, sus obras más importantes son las SonatasSonata de Otoño (1902), Sonata de Estío (1903), Sonata de Primavera (1904) En el campo del teatro se destacan Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de carnaval (1930) La obra poética de Valle-Inclán está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda, El pasajero y La pipa de Kif.
imagen: wikipedia

Sonata de primavera (Memorias del Marqués de Bradomi)

Sonata de primavera (Memorias del Marqués de Bradomi)

Fragmento

(Ramón del Valle-Inclán)

Anochecía cuando la silla de posta traspuso la Puerta Salaria y comenzamos a cruzar la campiña llena de misterio y de rumores lejanos. Era la campiña clásica de las vides y de los olivos, con sus acueductos ruinosos, y sus colinas que tienen la graciosa ondulación de los senos femeninos. La silla de posta caminaba por una vieja calzada: Las mulas del tiro sacudían pesadamente las colleras, y el golpe alegre y desigual de los cascabeles despertaba un eco en los floridos olivares. Antiguos sepulcros orillaban el camino y mustios cipreses dejaban caer sobre ellos su sombra venerable. La silla de posta seguía siempre la vieja calzada, y mis ojos fatigados de mirar en la noche, se cerraban con sueño. Al fin quedéme dormido, y no desperté hasta cerca del amanecer, cuando la luna, ya muy pálida, se desvanecía en el cielo. Poco después, todavía entumecido por la quietud y el frío de la noche, comencé a oír el canto de madrugueros gallos, y el murmullo bullente de un arroyo que parecía despertarse con el sol. A lo lejos, almenados muros se destacaban negros y sombríos sobre celajes de frío azul. Era la vieja, la noble, la piadosa ciudad de Ligura.

Entramos por la Puerta Lorenciana. La silla de posta caminaba lentamente, y el cascabeleo de las mulas hallaba un eco burlón, casi sacrílego, en las calles desiertas donde crecía la yerba. Tres viejas, que parecían tres sombras esperaban acurrucadas a la puerta de una iglesia todavía cerrada, pero otras campanas distantes ya tocaban a la misa de alba. La silla de posta seguía una calle de huertos, de caserones y de conventos, una calle antigua, enlosada y resonante. Bajo los aleros sombríos revoloteaban los gorriones, y en el fondo de la calle el farol de una hornacina agonizaba. El tardo paso de las mulas me dejó vislumbrar una Madona: Sostenía al Niño en el regazo, y el Niño, riente y desnudo, tendía los brazos para alcanzar un pez que los dedos virginales de la madre le mostraban en alto, como en un juego cándido y celeste. La silla de posta se detuvo. Estábamos a las puertas del Colegio Clementino.

Ocurría esto en los felices tiempos del Papa-Rey, y el Colegio Clementino conservaba todas sus premáticas, sus fueros y sus rentas. Todavía era retiro de ilustres varones, todavía se le llamaba noble archivo de las ciencias. El rectorado ejercíalo desde hacía muchos años un ilustre prelado: Monseñor Estefano Gaetani, obispo de Betulia, de la familia de los PríncipesGaetani. Para aquel varón, lleno de evangélicas virtudes y de ciencia teológica, llevaba yo el capelo cardenalicio. Su Santidad había querido honrar mis juveniles años, eligiéndome entre sus guardias nobles, para tan alta misión. Yo soy Bibiena di Rienzo, por la línea de mi abuela paterna. Julia Aldegrina, hija del Príncipe Máximo de Bibiena que murió en 1770, envenenado por la famosa comedianta Simoneta la Cortticelli, que tiene un largo capítulo en las Memorias del Caballero de Seingalt.

 

Imagen: Wikimedia common 

Pueblos originarios de Argentina

Pueblos originarios de Argentina

Viven o malviven en este, mi país, más de 500.000 aborígenes. Ellos luchan por mantener la esencia de su ser sin adoptar la lógica de la explotación y el usufructo. Siguen luchando para vivir en el entorno natural que los vió nacer. Ellos siempre han convivido con su entorno sin destruirlo. En este momento pelean para seguir viviendo de esa forma.

El pensamiento del aborígen es poner al hombre como un ser mas, junto a los otros seres que existen en la naturaleza. En cambio, el pensamiento occidental determina que el hombre es el centro de la naturaleza y que debe dominar todas las cosas y a todos los seres.

Ellos eran los dueños de la tierra donde habitaban a quién llamaban "Abya-yala" y a quién los españoles denominaron: "América".

En la actualidad, los que habitan en las provincias de Misiones y Chaco, estan sumidos en la pobreza, viven en total indigencia, con altos grados de desnutrición. Hacinados en precarias viviendas, han sido despojados de sus tierras, por no tener "documentos", que acrediten su propiedad.

Nadie se acuerda de ellos, ningún gobierno crea leyes para protegerlos, conservarlos, valorarlos...ellon son: Los olvidados.

Sin embargo, no pierden sus ideales.En el año 2004 en un Congreso sobre la tierra, se manifestaban diciendo así:

"Los pueblos originarios, somos hijos de la tierra, que para nosotros es sagrada, por eso afirmamos que no somos dueños de la tierra, sino parte de ella, que no la queremos para explotarla sino para convivir con ella, para trabajar cuidando la naturaleza con un desarrollo equilibrado para el bienestar de la humanidad. El aborigen sin tierra, no es aborigen".

Paradoja:

Hoy los titulares de los periódicos del mundo, hacen mención del hallazgo en España de piezas de arte precolombino, de inestimable valor; pertenecientes a Peru, y posiblemente también a El Salvador y Argentina.

El gobierno argentino, ha enviado al gobierno español, peticiones formales para recuperar alguna pieza que consideran pertenecen a su patrimonio.

Reflexión:

Que bueno sería que con la misma premura y valoración se atendiera el clamor del pueblo aborígen, justamente para que dejen de ser:" Los olvidados".

BERTOLT BRECHT: ENTRE LA TRADICIÓN Y LA INNOVACIÓN

BERTOLT   BRECHT: ENTRE LA TRADICIÓN Y LA INNOVACIÓN

Es quizás una de las figuras más relevantes del teatro del siglo XX por las innovaciones que introdujo en la puesta en escena y la temática teatrales. Aunque su obra es de carácter social, la manera de presentarla no se ciñe a los cánones del teatro expresionista y realista que pregonaban los rusos en la época del comunismo soviético. Con una teoría de técnica dramática conocida como teatro épico, Brecht hace un teatro de profundo contenido social, pero lo hace a su manera. La crítica inclemente al capitalismo y su inquietud por la justicia fueron temas primordiales de sus obras (La ópera de los tres centavos, Madre Coraje y sus hijos)

“Su versátil empleo de la lengua y de las formas poéticas -lenguaje clásico mezclado con el habla del hombre de la calle, versos libres e irregulares- lo dirigió a sacudir la conciencia del público y a llevarlo de una pasividad acrítica a la reflexión y, esperanzadamente, a la acción. Rechazando los métodos del teatro realista tradicional, prefería una forma narrativa más libre en la que usaba mecanismos de distanciamiento tales como los apartes y las máscaras para evitar que el espectador se identificara con los personajes de la escena. Brecht consideraba esta técnica de alienación, la -distanciación-, como esencial para el proceso de aprendizaje del público, dado que eso reducía su respuesta emocional y, por el contrario, le obligaba a pensar.”

Brecht había nacido el 10 de febrero de 1898 en Augsburgo (Baviera). A causa de su oposición al gobierno de Hitler, se vio forzado a huir de Alemania en 1933, viviendo primero en Escandinavia y estableciéndose finalmente en California en 1941. Finalmente, en 1948, Brecht volvió a Alemania, se estableció en Berlín Este y fundó su propia compañía teatral, el Berliner Ensemble.

Murió el 14 de agosto de 1956 en Berlín, dejando una obra controvertida por su pesimismo moral, pero enriquecida, además, por su producción poética.

Otras de sus obras principales son La vida de Galileo Galilei y El círculo de tiza caucasiano

Fuente: http://www.epdlp.com/escritor.php?id

De TORTUGUITAS, BUENOS AIRES, ARGENTINA

De TORTUGUITAS, BUENOS AIRES, ARGENTINA

Nilda Caceres

Paisajista, realista.

Esta plástica tiene 75 años de edad, vive en un pueblito del área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, llamado Tortuguitas. Exactamente a 40 km. de la Capital Federal.

Comenzó su actividad artística a muy temprana edad, y aunque los avatares de la vida la han ocupado en otras tareas como trabajar, criar sus cuatro hijos (Dos mujeres y dos varones), nunca dejó de pintar...Es soñadora, luchadora, aunque tenga que nadar contra la corriente las aguas no la asustan.

Nos cuenta que es comunicativa, le gusta charlar,también las plantas, la música clásica, disfrutar de sus nietos...y de poder seguir pintando!. Se crió en una zona rural, donde la vista se perdía en el campo abierto, también ha viajado por su país y ,claro, todas esas imágenes las ha ido trasladando a sus pinturas.

HISTORIA DEL CAFE TORTONI

HISTORIA DEL CAFE TORTONI

El café Tortoni, uno de los más tradicionales de la ciudad, fue abierto en el año 1858. Su dueño de entonces, un francés de apellido Tuan, le dio el nombre de un célebre café parisino. Originalmente funcionó en un local de la esquina de Rivadavia y Esmeralda, hasta que se traslado al sitio actual en 1880 con ingreso por Rivadavia. Al abrirse la Avenida de Mayo en 1893, su entrada principal se trasladó allí. La fachada sobre la avenida fue realizada por el arquitecto noruego Alejandro Christophersen, quién realizó diversos trabajos sobre esta avenida. El dueño del café era ya otro francés llamado Pedro Curuchet. Aquí se inició entre los bares porteños la costumbre de colocar mesas y sillas sobre la vereda. Varios poemas, escritos y hasta un tango se le han dedicado por autores como Eladia Blasquez y Baldomero Fernandez Moreno.El café conserva actualmente una cuidada ambientación con elementos de sus primeros tiempos, fotografías, retratos y pinturas, recuerdos en vitrinas, una sala de pool, una biblioteca y un salón en el subsuelo en donde se realizan semanalmente espectáculos de tango y jazz. Desde allí se transmite un programa de radio. en el primer piso del mismo edificio tiene su sede la Academia Nacional de Tango.

Dirección: Av. de Mayo 825/829- T:E: 54-011-4342-4328

Extraído del Diario Clarín.

DICCIONARIO LUNFARDO

 LUNFARDO:

Jerga que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de mal vivir.En parte, se difundió posteriormente por las demás clases sociales y por el resto del país.

Paicas: Querida del compadrito, amante, concubina, mujer, muchacha,mujer perteneciente a un rufián.

Minusa: despectivo de Mina.

Musa: Apoc. de Musarela, segunda acepción.

Musarela: queso fresco de origen italiano//lunf. persona callada, silenciosa.

Rantifusas:Despectivo de Rante//atorrante, haragan,vago, pobre, poco afecto al trabajo.

Esplín: Haraganería, holganza, tedio, melancolía aburrimiento, humor sombrío.

ACLAREMOS, pero que no oscurezca...

En este espacio la redacción intentó rescatar, los grandes poetas, pintores, músicos olvidados, en un modo de decir.En realidad es invitar y darles todo el espacio que se merecen para expresarse y de ese modo, hacernos sentir bellas sensaciones.

Como sabemos, a veces no "triunfan" los buenos, los que lo merecen, se imponen las modas en este mundo de consumo masivo.Pero nosotros, las pequeñas minorías, luchemos por hacer conocer la voz del arte en todas sus expresiones.

Aquí va otro trabajo de Eduardo Ranea y su página web.

Es un tema tanguero, un modo de hablar: El lunfardo.

LUNFARDIA

Café Tortoni

Refugio de taepos nocturales

que con feca atraían a las musas

inspirando sus versos , rantifusas,

culpables del esplín y de sus males.

En el FECA TORTONI,y a raudales

cantandole a los paicas y minusas,

brotaban las cuartetas con las fusas,

alumbrando en un tango de arrabales.

Hoy como ayer sos feca de lumbreras,

de troesmas de música y de rima

que llenan servilletas con quimeras.

Que jamás tu existencia quede trunca,

ni el alma de inmortales que te anima.

¡FECA TORTONI, no te mueras nunca!

Eduardo Ranea de San Vicente, Santa Fe, obtuvo mención especial en el certamen que el círculo de poetas lunfardos convocó con motivo del aniversario del café Tortoni.

La página web, puedes buscarla en Google, solo poniendo su nombre.

Griselda Zabala

LOS OLVIDADOS

LOS OLVIDADOS

 

 

EDARDO RANEA

DÁSELAS AL VIENTO...

Sale al aire mi poesía
cual mariposas al viento
para darme la alegría
de un nuevo amigo que encuentro

Si tu alma, en este día,
no esta para tu contento
ni te gusta la poesía
tirala de nuevo al viento

que el viento con su porfía
de llegar a amigo nuevo
tal vez le dará alegría
a otro ser, que es su deseo

El amor y la poesía
no van en pos de dinero,
van buscando la alegría
dando su alma por entero

Si no te gusta, en seguida
tiralas de nuevo al viento
que el aire, libre y sin prisa,
dará al que guste de versos.

DESTINOS

Ella gustaba de luces,
risas, baile, aturdimiento...
yo amaba noches de luna,
de amor tranquilo, sereno
Ella era día, yo noche...
No pudimos entendernos

Ella jugaba al amor
sin mucho convencimiento
Yo al amar daba mi alma,
mi corazón mas sincero
Yo era beso.Ella era risa...
No pudimos entendernos.

Ella libaba el amor
cual mariposa de besos...
Yo me enraizaba en cariño
cual viejo tronco sediento...
Ella era viento.Yo árbol quieto.
No pudimos entendernos.

El viento no se detuvo
hiriendo al árbol de lleno
Paso buscando horizontes,
sin importarle el encuentro.
Ella siguió su camino.
Yo sigo escribiendo versos.
Pero estos tienen lamentos
de ramas que quiebra el viento!

Eduardo Ranea